por polluelo el Mar Nov 24, 2009 12:40 am
Sniff, Snifff. Aqui un ex-motero que espera volver a serlo pronto. Hace mucho que tengo mono.
Empecé con el tipico Vespino con el carburador trucado y cuando los segmentos no daban para mas me pasé a la Vespa 200 de segunda mano, preciosa, blanca, una autentica máquina.
Después de venderla me metí en una Honda VFR 750 de las primeras, la Gran Dama Blanca como se le llamaba entonces. Alucinante, la moto más bonita del mercado y un placer para llevarla, toda suavidad, embrague de mantequilla, comoda, rápida, ligera. Y a precio de Canarias. Anda y que no fardaba cuando llegabas a una zona de terrazas por aquí por la peni cuando venia de permiso, la dejabas aparcada y al rato habia un montón de gente alrededor. Me dediqué a experimentar sobre los efectos de las motos en el genero femenino y puedo asegurar que les ponia.... Aunque no se si era la moto o yo.
Un par de años despues se me cruzaron los cables y la vendí para comprarme un pepinazo, la ZX-10 Tomcat. Un misil que riete del sidewinder, 140 CV en canal esperando que le retorcieras la oreja para salir disparados, un globo trasero de chicle que fundias en menos de 5.000 km, según el fabricante llegaba a los 350 pero reconozco que a los 300 por la Nacional 4 me acojoné. Eso sí, hacia abajo lo volví a intentar y me quedé en los mismos, otro acojone. La visión de tunel existe....
A las niñas también les ponia pero como me eché novia pues se fastidió el experimento. Así que me tranquilicé y me compré una BMW, una R-100-RS pero de las de verdad, no como las de ahora, con su cardan que si retenias en las curvas te pegaba un culetazo y nada de encendidos electrónicos ni moderneces, bateria de coche, disruptor, llaves de gasolina manuales, etc, etc. La mejor de todas, la elegancia personificada, pura tecnologia alemana con la que he llegado hasta el Elefantentreffen. Joooder que frio pero que bien que nos lo pasamos, patinando por las carreteras alemanas con los pies en el suelo porque con el hielo que habia era impensable intentar mantener el equilibrio y hacian falta cuatro puntos de apoyo, con mas capas que una cebolla, periodicos dentro del mono y demás. Pero que bien iba la jodia, cuando por las mañanas a 25 bajo cero se congelaban las baterias los de las BMWs poniamos en marcha los pistones soltado humo y se formaba una cola de motos japonesas para que les engancharamos las pinzas que eran para verlas.
Y llegó el declive, los niños, el coche para la parienta, el mio, las letras, así que un dia tuve que venderla. Desde entonces ando como un alma en pena por este valle de lágrimas montado en un amasijo de hierros con cuatro ruedas, con mucho airbag y mucha historia pero sin sentir el gusanillo que te retuerce las tripas cuando entras en una curva y piensas: ¿habrá arenilla, habré entrado pasado? Sin disfrutar de esos bonitos dias de lluvia cuando pisabas una raya blanca y por arte de magia veias la rueda trasera intentando adelantar a la delantera. O esos paseos despacito por el paseo marítimo con el aire dandote en la cara mientras debajo tuya dos cilindracos así de grandes iban cantando POF, POF, POF con voz de tenor alemán.
Como echo de menos mis motos..... A todas.
PD: Y sin un accidente.